Director: Mikio Naruse.
Guionista: Nobuo Yamada.
Actores: Yûzô Kayama, Yôko Tsukasa.
¿Por qué? El cine de Mikio Naruse me ha sido recomendado y estoy haciendo un pequeño ciclo de sus películas (al menos, de lo que está disponible en internet). La primera ha sido Bangiku (Crisantemos tardíos). Ahora viene esta «Nubes dispersas», según parece, su última película. Hay que reconocer que tiene elegancia en los títulos.
¿De qué? Shiro Mishima atropella accidentalmente a un hombre de futuro brillante; funcionario del estado, casado, a punto de ser padre… Con este acto arruina la vida de su esposa, la bella Yumiko. Aunque el juzgado le declara inocente su sentido de la dignidad le obliga a hacer grandes sacrificios para compensar a esta mujer frente a la que se siente tan culpable. Con el tiempo, el rechazo inicial de la viuda empieza a convertirse en familiaridad.
¿Merece la pena? Estamos ante un melodrama de nivel que me recuerda a An Affair to rememenber, de Leo McCarey. Una hermosa historia de amor contada con gran delicadeza, como no podía ser menos en un director clásico japonés. Lo que destaca en ambas películas es la elegancia en los comportamientos. Los personajes demuestran en todo momento un respeto y una dignidad -una educación- exquisitos y un sentido de la decencia que va más allá de lo que la sociedad les exige. Especialmente Shiro. Naturalmente, esta simpatía radical que despiertan ambos personajes abre el camino para que nos enamoremos de su historia de amor. Se que esto que he escrito suena algo melifluo pero es, en esencia, correcto. Como trasfondo está ese Japón empresarial, jerárquico, casi militar, que es parte importante de la identidad de los individuos. Empiezo a entender el encanto de este director.
