1931
Director: William a. Wellman.
Actores: James Cagney, Jean Harlow, James Woods, Joan Blondell.
Guión: Kubec Glasmon y John Bright.
¿Porque hablo de ella? Porque se ha cumplido su 80 aniversario y los periodistas nos la han recordado. Porque sale un actor-tipo que despierta mi interés, James Cagney. Uno de esos actores intensos como Kirk Douglas o Matthew McConaughey que seducen al público con su energía aunque no siempre resultan simpáticos. Compruebo la media de las críticas en Rottentomatoes y hay unanimidad en declararla como clásica.
¿De qué va? Es un cuento moral sobre una pareja de chicos que escogen el mal camino de la delincuencia y se abandonan a sus impulsos violentos, lo que les llevará a un final precipitado y de intención didáctica.
¿Merece la pena? La que fuera una película de palpitante actualidad se ha convertido en una foto de época. En un testimonio vivo de los años 30. Su mensaje final es moralizante. Esto puede ser una decisión consciente de sus autores o una imposición de las autoridades morales de la época, de los censores o de los dueños de los estudios. En esto también es un reflejo de su tiempo. Como retrato de la delincuencia común es eficaz; el dinero fácil, las mujeres, la seducción de algunos personajes del hampa… Esta película fue un día audaz y transgresora, se salía de las temáticas comunes del cine de su tiempo y buscaba acercarse a lo que los espectadores de la ciudad veían en su entorno. El tiempo es un extraño factor artístico. Suele quitar valor a las películas, dejarlas antiguas y pasadas de moda. Pero otras veces, y este es un caso, las hace aún más interesantes para el espectador que valora -y se esfuerza ligeramente- por entender el punto de vista. En este caso, no el punto de vista de un personaje, sino de una sociedad y una época. Si bien el estilo cinematográfico puede resultar en algún momento arcaico o ingenuo, la película es entretenida y se ve con agrado.
Críticas en Rottentomatoes.
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