2012
Guión y dirección: Albert Dupontel.
Actores: Sandrine Kimberlain, Albert Dupontel, Nicholas Marié, Philipe Uchan.
¿Por qué? Les presento a Albert Dupontel y Sandrine Kimberlain. Dos estrellas del cine francés bastante diferentes. Kimberlain podría parecerse a nuestra Ana Duato, una belleza madura que queda bien en papeles de ama de casa burguesa. Dupontel es más interesante, un actor que empezó con comedias antisistema pero gana más dinero con el cine de acción. Al hablar de su película La Proie me quejaba de que tenía abandonada la comedia. Ha debido leerme y ahora nos entrega esta escrita y dirigida por él mismo. No voy a hacerle el feo de no molestarme en verla.
¿De qué? Una recta magistrada se despierta un día embarazada de una niña y, lo que es peor, las pruebas de paternidad señalan a un violento delincuente que pasó recientemente por las instalaciones del Palacio de Justicia. Arianne tiene que descubrir como ha podido pasar algo así, y luego, conocer personalmente al padre de su hija. Bob Nolan no es exactamente lo que parece y esto hará que Arianne ponga a prueba sus ideas preconcebidas sobre la Justicia.
¿Merece la pena? Lo que distingue a esta película es una narración muy fluida y un humor gamberro con toques macabros. Está bien planteada, tiene personajes simpáticos y contiene algunas escenas desmelenadas que provocan la risa. Por otro lado, dista mucho de ser redonda y el final no está resuelto de modo satisfactorio sino, simplemente, tramitado. Por debajo del argumento se ven las trazas del clásico cuento de La Bella y la Bestia. Hay un malvado ladrón que da miedo, pero esconde en su corazón a un niño y la Bella termina encontrando el camino hacia su amistad. Se trata de cine comercial francés bastante fácil de ver pero no esperen mucho más.
Sitio oficial.
Página en Allociné.fr.
Lo que viene a continuación es totalmente innecesario pero espero que resulte curioso. Se trata de un bombero alicantino al que encontré durante unas vacaciones. Su parecido con Dupontel me pareció sorprendente. Aunque el lector es libre de no estar de acuerdo. De ser así, no se prive de dejar algún comentario despiadado.
