2014
Director: Volker Schlöndorff.
Guión: Cyril Gely y Volker Schlöndorff, según la obra de teatro de Gely.
Actores: Niels Arestrup, André Dussolier.
¿Por qué hablo de ella? En palabras del grupo musical Negresses Vertes: «Paris, Ciudad de la Luz, yo te amo y te maldigo. Sueño del Mundo, infierno y paraíso». No sé si Paris es la ciudad más bella de Europa o la puta más cara de un burdel pero soy uno de sus enamorados. Por si esto no fuera suficiente la película está protagonizada por Niels Arestrup. Arestrup está desplazando al bonachón Ulrich Tukur en el fimamento del cine alemán. Es un actor mayor y no suele protagonizar las películas en que aparece, pero es siempre uno de sus personajes más interesantes: Un Prophète, Tu seras mon fils, Quai D’Orsay.
¿De qué? La noche del 24 de agosto de 1944 se precipitan acontecimientos históricos de la máxima importancia. La población de Paris se levanta contra la ocupación alemana envalentonada por la aproximación del ejército aliado. En su puesto de mando del Hotel Meurice el General Dietrich von Choltitz recibe la orden de destruir la ciudad. De origen claramente teatral, la película reconstruye las conversaciones de Choltitz con el diplomático sueco Raoul Nordling que intenta convencerle de que desobedezca al Führer. Conviene mencionar que tanto Arestrup como Dussolier conocen perfectamente sus papeles. Los han representado muchas noches sobre las tablas del teatro de la Madeleine.
¿Merece la pena? Estamos ante un relato clásico tramitado con eficacia alemana por Volker Slöndorf. Aunque el ejercito aliado avanza y hay tiroteos en las calles las escenas de acción son sencillas, propias de un telefilme. Slöndorf ya no es un realizador joven y osado sino un adaptador discreto que no interfiere en la tarea de los actores. Quiero decir que no ofrece grandes innovaciones desde un punto de vista cinematográfico sino una historia interesante que se defiende por sí sola. Una obra bien escrita -y breve- que reproduce de forma plausible lo que pudo ser el diálogo entre Choltitz y Nordling.
Mi primera impresión era acertada, aunque Dusollier, un actor muy querido en Francia, ha recibido elogios de algunos críticos, su personaje no puede hacer sombra al viejo soldado interpretado por Arestrup. El alemán protagoniza la función con un trabajo soberbio que nos hace dudar de lo que perfectamente sabemos, que París no fue destruída. Aquí está, quizá, la mayor osadía del filme. Rompe con la convención de presentar a los nazis como malvados y al astuto diplomático como un héroe. Por el contrario, en el momento de cumplir los compromisos, el compatriota de Schlöndorf resulta mucho más recto que el sueco (Justo al contrario que en la película de 1966 ¿Arde París? en que Choltitz era interpretado por un actor de reparto, Gert Fröbe, y Nordling por Orson Welles. Ambas películas no pueden ser más opuestas).
Para abundar en lo interesante que este acontecimiento histórico es para nosotros conviene contar que a la cabeza del ejército liberador estaba una división formada por soldados españoles. Así es, la nueve estaba formada por exiliados republicanos al mando del teniente Armando Granell. La Liberación de Paris fue el único éxito de estos idealistas que luchaban por algo más que la victoria del bando aliado (por una caída del régimen de Francisco Franco que nunca se produjo). Esta película, Diplomatie, que se detiene en mostrar la ira de los parisinos contra el General alemán en el momento de su apresamiento, no muestra que el soldado al que se entregó se llamaba Antonio Gutiérrez:
«Al parecer, von Choltitz se negaba a rendirse a un soldado sin galones de oficial y que le dijo por toda presentación: Soy español» (Wikipedia).