2016
Dirección: Gastón Duprat, Mariano Cohn.
Guión: Andrés Duprat.
Actores: Oscar Martínez, Dady Brieva, Andrea Frigerio, Manuel Vicente, Belén Chavanne,
¿Por qué hablo de ella? El hombre de al lado es la película anterior de estos directores que trabajan en pareja, una mirada algo esnob sobre la relación entre dos personas de distintas clases sociales. Por alguna razón pensé que esta era su primera película y que su humor frío provendría, quizá, del mundo del cómic. La Wikipedia me saca de mi error, la «dupla» tiene bastante experiencia en la televisión y alguna en el cine. Por sus apellidos, por su foto ante un ordenador de diseño y por los protagonistas de sus historias estos dos autores se dan un cierto aire aristocrático.
¿De qué va? Todo lo que rodea al escritor Daniel Mantovani apesta a triunfo; el Premio Nobel, la riqueza, las peticiones y las invitaciones… Como la persona intelectual y reflexiva que es, Mantovani vive su consagración sin entusiasmo. De esta visible apatía le saca la más insignificante de las invitaciones, la de regresar a su pueblo de origen en la remota Argentina para recibir el título de «Ciudadano ilustre».
Daniel Mantovani podría ser un trasunto de Faulkner, Tolkien o Gabriel García Márquez. Un escritor que crea un lugar de su invención para enmarcar sus historias. Si la novela es buena, si la descripción de lugar es vivaz, los lectores querrán saber si hay un lugar verdadero que ha inspirado al inventado. Este Daniel Mantovani va a confrontar su mundo literario con la realidad. Como Mantovani es a su vez un personaje de ficción, como no hemos podido leer realmente sus novelas no sabemos de qué van a hablarnos.
¿Merece la pena?
Estamos en Salas, Argentina, es el pueblo que Daniel Mantovani abandonó pero le ha acompañado toda su vida. De nuevo asistimos al enfrentamiento entre un ser cultivado e intelectual y un grupo de personajes más o menos zafios. Pero en esta ocasión el enfrentamiento es cuerpo a cuerpo, no como en El hombre de al lado, en que resultaba más frío y distante. Mantovani intenta razonar con esos extraños que, en otra vida paralela, hubieran sido sus amigos y enemigos, sus convecinos.
Sin embargo, el Ciudadano ilustre no es una película aristocrática que se ríe de un grupo de paletos. Ridiculiza por igual a la Argentina profunda, a los Reyes de Suecia y al mundo de la cultura. El propio Mantovani es un héroe ambiguo que no carece de defectos, sin embargo, su rasgo principal es la autoconsciencia. Mantovani es un hombre poco dado al autoengaño.
La crítica ha elogiado unánimemente la interpretación de Óscar Martínez pero merece la pena destacar también a su antagonista, Dady Brieva. No solo por algunos de los momentos más abiertamente cómicos de la película sino porque su intervención es necesaria para que la historia tenga una dirección y avance, en vez de quedarse en una sucesión simple de anécdotas. Una película sencilla, basada en el trabajo de los actores, pero que tiene muchas cosas que decir.
Con El Ciudadano ilustre Cohn y Duprat confirman que su primera película no fue un accidente. Estamos ante dos -o tres, si contamos al director Mariano Cohn- de los cineastas más interesantes del momento en Argentina, en Latinoamérica, en español, en el Mundo.