¿No han querido alguna vez corregir una obra de arte? ¿Cambiar el final de una novela? ¿Montar una película a su gusto en lugar de al de su director?
La película «Drácula» dirigida por Tod Browning en 1931 es una película primitiva e ingenua y, por eso mismo, llena de encanto. Mis ocasionales lectores la recordarán perfectamente porque la de Bela Lugosi es una de las imágenes icónicas más reconocibles del cine clásico. Sin embargo, esta obra tiene mucho de producción experimental en los albores del cine sonoro, en los primeros tiempos del cine de terror.
Lo que hizo que el compositor Philip Glass quisiera mejorarla fue el hecho, insólito en una película de terror, de que careciera de una banda sonora musical. De ahí que compusiera una partitura de 74 minutos pensada para interpretarse durante la proyección de la película. Este tipo de espectáculo se representó varias veces en los EE.UU. con la participación del Chronos Quartet. También fue editada por Universal Pictures como «contenido extra» de una de sus ediciones conmemorativas.
No obstante, a los fans de Glass les pareció demasiado «clásica» y la crítica se mostró indiferente.
Yo no supe nada de esto, aunqué sí conocía otra obra similiar que Philip Glass representó en Madrid en los años 90; La Belle et la Bête. Una ópera que se cantaba durante la proyección de una antigua película de Jean Cocteau. Alguién que conocía mi afición por la música de Glass me regaló el CD de Drácula, pero aquella música no tenía ningún sentido sin las imágenes que debían acompañarla.
No tuve más remedio que buscar una copia para sincronizarla pero, recuerden que estamos en los 90, la copia era una grabación en VHS de su pase por un canal de televisión. Más adelante hube de rehacer este montaje con la copia en DVD y, de nuevo, cuando estubo disponible en Alta Definición. Estos sucesivos remontajes me llevaron a conocer bastante bien el material.
Pueden decir que actué desde la ignorancia; ignoraba las representaciones oficiales con el Chronos Quartet e ignoraba su fracaso de crítica y de público. Hice un montaje que se toma algunas libertades con la película para dar más peso a lo lírico y lo musical. Podría pedir perdón por esta aparente falta de respeto hacia el trabajo de los artistas de cine pero no lo merezco toda vez que no estoy verdaderamente arrepentido.
Tod Browning era un director de cine mudo y Drácula es una película sonora a medio camino entre una época y otra. La fuerza visual es uno de sus aspectos mejor conseguidos. El público y la crítica se equivocan, el Drácula de Philip Glass es una gran obra.
Les presento una Edición personal de el único Drácula «auténtico», el interpretado por Bela Lugosi, con la música de Philip Glass. Una autentica rareza cinematográfica que no encontrarán en ningún otro lugar de la Red. |